iba yo observando las movedizas aquitecturas que Dios hace con los vapores, las edificaciones maravillosas de lo impalpable. Y me decía, a través de mi observación:
- Todas esas fantasmagorías son casi tan hermosas como los ojos de mi hermosa amada, la locuela monstruosa de ojos verdosos.
De repente, sentí un fuerte puñetazo en la espalda y oí una voz ronca y encantadora, una voz histérica y enronquecida por el aguardiente, la voz de mi pequeña amada, que decía:
¿Cuándo terminarás de comerte la sopa, c...mercader de nubes?
(Pequeños poemas en prosa, Charles Baudelaire)
(Pequeños poemas en prosa, Charles Baudelaire)
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