Los versos de Michel Leiris nos hablan de la belleza, versos, que como la belleza se me antojan irresistibles:
Para descubrir la existencia de los extasiados filones en las móviles profundidades de tu cuerpo mis dedos son varitas mágicas. Insólitas serpientes de la cólera.
Mis muebles se odian en mi dormitorio y sus grandes batallas inmóviles recuerdan las de nuestras manos, las de nuestros labios, las de febriles vapores que brotan a medianoche en los puertos las de mansiones que, invisiblemente se rajan de alto en bajo cuando los pasos de una mujer demasiado bella resuenan.
Ella era hermosa como el día.
Belleza es la corona ardiente, es el rumor que recorre el árbol del corazón a la corteza por la albura.
Belleza es el esplendor de una boca que se pliega herida por los remolinos de un lenguaje en excesivo amargo, como son todas las lenguas que pretenden decir alguna cosa
Ella era bella como un espejo
Belleza es el esplendor de una boca que se pliega herida por los remolinos de un lenguaje en excesivo amargo, como son todas las lenguas que pretenden decir alguna cosa
Ella era bella como un espejo
un deformante espejo donde se miran igualados por la común irrealidad los que son feos y aquellos que poseen una insensata elegancia..