Hoy he soñado que el nuevo rouge à lèvres de Chanel costaba sólo 10 euros, eso sí es un sueño bastante increíble, soñar que Chanel se democratiza, la cima del lujo, definitivamente es soñar cosas raras! Aunque contado así suena de lo más frívolo, debo confesar que el sueño era de lo más inquietante. Os dejo con una escritora que me parece fascinante, una maravilla québécoise que hace unas reflexiones muy interesantes. A veces sonreímos inútilmente, quiero decir levemente, con una gracia puntual en los ojos que pasa en nosotros como una sombra, el tiempo de estremecernos ante la idea siempre embriagadora de un renacimiento. Contra la ventana, la lluvia cae a chorros como un banco de peces, pequeña ondulación repentina a la luz ensombrecida un instante en el rabillo del ojo.
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Fascinante como todas esas ideas que uno cree eternas y que viven apenas el tiempo de un grafito, de unas elecciones, de un dolor de cabeza. Me alegro sin embargo de que la ficción pueda hacerlas tan viables que después ya sea imposible dudar de su existencia.
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El futuro es un rumor continuo que intoxica la energía del presente, nos mantiene constantemente en guardia. Objeto insólito, el futuro es un equipaje de informaciones al pie de un mostrador de información atendido por especialista dispuestos a neutralizarlo. En el futuro, la diversidad del prójimo viene a ser lo mismo; el carácter alarmante de nuestra aptitud para el viaje y para el vértigo de los grandes espacios de la promiscuidad. El futuro nos enraíza en la ficción.
(Barroco al alba, Nicole Brossard)