Ya he vuelto de mis últimas vacaciones. Ahora me tengo que poner al día con vosotros...
Si acudo tanto más rápido a sus citas es porque temo no tener tiempo de llegar antes de que otros pensamientos me arrebaten a mí mismo.
Cierta vez que el mundo estaba por acabar, lo ignorábamos todo de nuestro amor. Ella buscó mis labios con movimientos lentos y acariciadores de la cabeza. Esa noche llegué a creer que la haría retornar al día.
Y siempre es la misma confesión, la misma juventud, los mismos ojos puros, el mismo ademán ingenuo de sus brazos alerdedor de mi cuello, la misma caricia, la misma revelación.
Pero nunca es la misma mujer.
Las cartas dijeron que la encontraría en la vida aunque sin reconocerla.
Amante del amor.
(Fragmento de La Dama de Rombos, Paul Eluard)