-Es otra cosa-decía Ana- Hay la ternura constante, la dulzura, la ausencia...Cosas que tú no puedes comprender. Hizo con la mano un ademán evasivo y tomó un periódico. Habría preferido verla montar en cólera, que abandonara su resignada indiferencia ante mi falta de sentimientos.Pensé que tenía razón, que yo vivía como un animal, a merced de los otros, en la pobreza y en la debilidad. Me despreciaba a mí misma y este sentimiento me daba mucha pesadumbre, pues no estaba acostumbrada a sufrirlo, no habiéndome juzgado nunca, por así decir, ni en bien ni en mal. Subí a mi habitación y me perdí en sueños. Sentía debajo de mí las sabanas tibias, oía aún las palabras de Ana: "Es otra cosa, es una ausencia."
(Bonjour Tristesse, Françoise Sagan)
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