En el fondo somos dos desconocidos, nos ofrecemos el uno al otro elaboradas ficciones de nosotros mismos. Supongo que el mundo ve a los demás así, con la misma inmensa ignorancia. En mis momentos de culpa, mucho más tarde, me imaginaba que podíamos alguna vez volver a ser amantes sobre una base nueva.
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Veía que Justine había sido tan sólo la creación de un ilusionista, erigida sobre la armadura falaz de palabras, gestos, actitudes, equívocos. En verdad, ella no era culpable; el verdadero culpable era mi amor que había inventado una imagen para alimentarse de ella. No se trataba de falta de honestidad, porque el cuadro se coloreaba según las necesidades del amor que lo inventaba. Los enamorados, como los médicos, colorean una medicina intragable para engañar el paladar del incauto paciente. No, no hubiera podido ser de otro modo, ahora lo veía con absoluta claridad.
(Clea, Lawrence Durrell)
Ooooohhhh terrible e intragable amor. Ficciones, cuanta verdad en esas bellas palabras, siempre nos revestimos de ficciones, y acabamos viviendo con la certeza enamorada de esa realidad, de esa verdad.
ResponderEliminarBesos.
Como Roma, yo, cuanto de menos nos hemos dicho esperemos... Volviste.
Que gran texto amiga, dificil de tragar incluso para el más descreído , pero irremediable la bofetada de realidad de Durrell...
ResponderEliminarYa sabes que Durrell es tan poético como lacerante, su prosa encierra tanta sabiduría que abruma.
ResponderEliminarQué hay que hacer para conocer el alma humana así de bien? Cuantos disgustos nos hubiesemos ahorrado..
Gracias J..ya estoy aquí, ya no me voy..Aquí sigo buscando bellas palabras para ofreceros de mil amores.
beso