De todos los modos de producirse el amor, de todos los agentes de diseminación de ese mal sagrado, uno de los más eficaces es ese torbellino de agitación que a veces nos arrastra. Entonces la suerte está echada y el ser cuya compañía no es grata en ese momento, se convertirá en el ser amado. Ni siquiera es necesario que hasta entonces nos haya gustado más o igual que otros. Se necesitaba sólo que nuestra inclinación hacia él se transformara en exclusiva. Y esta condición se cumple cuando al echarle de menos, hemos sustituido en nosotros la búsqueda del deseo que nos proporcionaba su trato por la necesidad absurda que es imposible satisfacer por las leyes de este mundo y difícil de curar: la necesidad insensata y dolorosa de poseer a esa persona.
(Un amor de Swann, Marcel Proust)
El amor...¡Qué corto es y que largo el olvido! (remedando a Neruda)
ResponderEliminarCuánta inteligencia se deja por el camino, cuántas enfermedades se evitarían si el artificio lo trocaramos en naturalidad.
ResponderEliminarMenos mal que lo propones un martes y te contesto un miércoles.
Besos
Pues si Joe, el amor a veces es tan corto y el olvido largo y doloroso..en fin, supongo que merece la pena a pesar de todo.
ResponderEliminarVaya Joaquín y esa manía tuya con los días??? Proust esta bien todos los días del año.
Besos mil