Ayer mi amiga Marta y yo teníamos un asunto transcendente entre manos: comprar galletas de gengibre. Al final también compramos de limón, una maravilla, que buenas estaban. Con galletas y un vinito nos pusimos a analizar los sueños de Marta. Sueños de una mujer de letras, como dijo Susi. Poéticos y surrealistas, su inconsciente liberado me tiene dándole vueltas a la cabeza sin tregua. Con ellos haremos literatura. Hoy os dejo con algo realmente bello..con ansia de libertad, para ser un alma libre.
Si uno pudiera ser un piel roja siempre alerta,
cabalgando sobre un caballo veloz,
a través del viento,
constantemente sacudido sobre la tierra estremecida,
hasta arrojar las espuelas
porque no hacen falta espuelas,
hasta arrojar las riendas porque no hacen falta riendas,
y apenas viera ante sí que el
campo era una pradera rasa,
habrían desaparecido las crines y la cabeza del caballo.
(Franz Kafka, "El deseo de ser piel roja", en Contemplación, 1913)
Para ser un piel roja hemos de romper tantas cadenas...
ResponderEliminarEso..eso..
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