Mi amiga Marta...

Chispeante como un refresco y divertida como un relato de Dorothy Parker, así es Marta, muy total. Gran día el ayer...muy completo. Comida en el japonés, que para eso somos sofisticadas y delgadas...Lectura del tarot...con un futuro prometedor, donde poco a poco cogemos las riendas de una vida llena de color y sorpresas gratas. Un café en Il Vecchio, para aliviar el sopor estival. Me encanta está cafetería, bien climatizada y donde predomina el público masculino de ese que no mira a las mujeres, y nosotras encantadas, a fin de cuentas pasamos por lesbianas.

Y para acabar, de compras: Unas bonitas faldas muy trendys, y unas sandalias muy estilo Marta. Para mí una camiseta muy cool....que directamente me envía a la primera juventud. He comprado la eternidad a un módico precio. Juventud democratizada en las franquicias y multinacionales....En mi compañía ahora os quitaré años.....

Ahora un fragmento de la Parker

EN CAMBIO, EL DE LA DERECHA

Hemos tomado al sopa juntos sin una palabra más alta que otra. Es una pena olvidar el tema, ahora que hemos encontrado algo en lo que coincidimos de modo tan admirable. Me parece que volveré a sacarlo; le preguntaré si la sopa no era deliciosa. Dice: "Sí, era deliciosa". Miren qué dominio tan perfecto de los tiempos verbales.

Aquí llega el pescado. Bien, bien, bien, tenemos pescado. Me pregunto si le gustará el pescado. Sí, le gusta; dice que le gusta el pescado. Ah, estupendo. Me gusta que a los hombres les guste el pescado. Mira, ¡si está hablando!¡Charla como una cotorra! Me pregunta si me gusta el pescado. ¿De verdad quiere saberlo o es una formula de cortesía? Será mejor que le conteste con prudencia. Le diré:"Oh, mucho" Oh, me gusta mucho el pescado:he aquí un apasionante fragmento de mi autobiografía para que lo estudie. Quizá preferiría enfrentarse a él a solas. Será mejor que me retire en silencio y le deje con sus pensamientos.

Podría intentar tener suerte con el de la derecha. No, no tengo la menor oportunidad. La mujer del otro lado lo acapara. Solo le veo el hombro. Es un hombro estupendo, además; ¡oh!, es un hombro estupendo, estupendo de verdad. Siempre me han encantado los hombros estupendos. Muy bien, señora; usted lo vio primero. Quédese con sus dios griego, yo volveré a mi caballo de Troya.

(Narrativa Completa, Dorohty Parker)