En este amable discurrir veraniego me da tiempo a pensar en todo, sobre todo en la literatura y el lenguaje, que no en vano me son cosas familiares.Será porque soy de esas personas que a veces usa el lenguaje de forma desfortunada, sabiendo que no digo lo que me gustaría. Pienso a menudo en lo imperfecto del lenguaje, en el poco sentido que tienen a veces las palabras. Y que a veces merece más la pena un bonito silencio.
Para los que hablamos por los codos la gente que es de poca palabra nos fascina. Esa gente que son la mínima expresión, me pregunto si tendrán los mismos malosentendidos que a los que parece que nos dan cuerda? ¿Cómo demuestran las emociones?
Y de regalo, para aligerar este lunes, os dejo una pequeña maravilla de Cortázar, ese sí que sabía usar el lenguaje:
Tortugas y Cronopios
Ahora pasa que las tortugas son grandes admiradoras de la velocidad, como es natural.
Las esperanzas lo saben, y no se preocupan.
Las Famas lo saben y se burlan.
Los cronopios lo saben, y cada vez que encuentran una tortuga, sacan la caja de tizas de colores y sobre la redonda pizarra de la tortuga dibujan una golondrina.
(Historias de Cronopios y Famas, Julio Cortázar)
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