Hace ya más de un año que asistimos a la exposición del hermanito de nuestro querido amigo Julio. Decir que a pesar del tiempo que ha pasado no ha dejado de impresionarnos su arte. A mí especialmente me gusta mucho la estética de lo feo, lo que me ha llevado a revisar varias veces el catálogo de su obra. Creo que Alvaro Díaz-Palacios es de esos artistas que exorcizan sus miedos y su preocupaciones por medio de una expresión artística diferente, con una sensibilidad que arroja fantasmas a la cara del espectador. Basta mirar la imagen para impresionarse, al igual que hizo Francis Bacon con sus autorretratos, nos muestra una escena perturbadora y llena de fuerza. El uso del cuerpo deformado generando sensación de dolor y a su vez una nueva composición de éste. Una nueva lectura, una representación y reconstrucción de sí mismo que responde a sus ideas:
".....Yo soy el cáncer de mi tiempo, una yaga que irrita, una erupción provocada desde dentro del sistema, y como consecuencia del abuso de sus reglas. Mirarme es enervante porque soy un exagerado reflejo de todo lo que te apesta de ti mismo..."
Gracias por el cangrejo fosforito! Lo rodearé de poseidonias para que se sienta como en casa.
ResponderEliminarO.
Será el cangrejo más afortunado del mundo...ha caido en buenas manos.
ResponderEliminarbeso