Comida con los Leclerc!

Nada como una comida con la familia despues de una noche de fiesta para no recuperarse de una resaca un tanto malota. Suerte para Olivier, Lolo y compañía que se han ido a la Baja a alternar con Don Alvaro de Marichalar y luego de Vermú.

Volvió a ser una noche divertida, con presencias sorprendentes. Para algunos está ciudad es recurrente, y sin embargo, para mí se reinventa cada noche de viernes. Será que en la oscuridad todos los gatos son pardos, o será que nos seduce como pocas cosas la caída del sol, no sé qué tiene pero me da la vida!

Cambiando de tema, ayer mientras veía los santos de una revista en una de mis cafeterías favoritas, y cuyo futuro se muestra incierto, fui a parar con un reportaje que describía algunas enfermedades mentales. Había una pequeña lista sobre síndromes, la mayoría fascinantes, ¿cómo se nos puede ir la pelota de esa manera...?Bueno, el caso es que el síndrome que más me fascinó me hizo pensar rápidamente en Gisèle Prassinos, una autora genial cuyo imaginario bordea estas demencias tan susceptibles de ser noveladas. Una de las historias de Prassinos, La Réplique, va sobre la convicción de Elsa, una madre que piensa que su hijo no es su hijo, sino que ha sido reemplazado por un impostor idéntico, exactamente como define el síndrome de Capgras.