La vuelta a la realidad ha sido el horror, y aún me queda esta semana de estrés, qué feo es el estrés, por ello, he decidido recurrir al zen.Silencio es un término polisémico, palabra de muchas máscaras concéntricas como la piel de cebolla. Una palabra que pelamos encantados. Ausencia de ruido, ayuno de la palabra, renunciación, aparece como un canto secreto del lenguaje llegado a su fin, música de mil armonías según sean los contenidos de la imaginación, los sentimientos, la intuición. El silencio penetra hasta más allá de donde alcanza el concepto, el intelecto, y nos conduce al corazón de las cosas, nos hace tocar, por poco que nos prestemos a ello, el corazón de dios.
(Los más bellos cuentos zen, Henri Brunel)
Miette y Ernest, he retomado el blog gracias a vuestro consejo, ya tocaba hacerlo... habéis pasado por la exposición?... que os ha parecido?... ya me contaréis... :)
ResponderEliminarBueno Julio, solo puedo decirte que te adoro, tu universo es único, absolutamente mágico. Me ha hecho soñar y lo mejor de todo, cuando salí de la expo me sentía llena de amor. Qué pena que estés lejos, me encantaría abrazarte.
ResponderEliminarbesos