Las diferentes formas del amor y del olvido.

Debe ser la resaca y este calor intenso que me hace estar más languida de lo normal. La noche de las tapas, que poco a poco se está conviértiendo en noche de tapas y cócteles, me ha dejado un bello recuerdo alrededor de las sienes. Bonito souvenir semanal. Eso de que nos inviten está muy bien, ¿por qué será que nos invitan tanto últimamente? Y más en ese bar de corte bgbc,...será qué le damos un toque sofisticado? quiero pensar que síííí. Esta genial, sin duda, pero tiene un lado un tanto contraproducente.

Resaca mala, Miette buena.

¿Cómo estás Antípoda?

Seré fiel a este estado de languidez estival y hablaré de Proust, otro languido, aunque su pluma magistral supo describir los vaivenes del corazón. ¿Cómo este hombre de salud frágil y enmadrado hasta la médula era tan sabio? En sus obras enseña como el alma es terriblemente inconstante, y no enseña los distintos planos del amor, todo con una precisión quirúrgica.

Aunque un amor se olvide, puede determinar la forma del siguiente. Ya en el seno mismo del amor precedente existían algunos hábitos cotidianos, cuyo origen ni nosotros recordábamos (...), una especie de largas vías fundidas antaño en el fuego volcánico de una emoción ardiente. Pero esos hábitos sobreviven a la mujer, incluso el recuerdo de la mujer. Pasan a ser la forma, si no de todos los amores, al menos de nuestros amores alternos.

(Albertine disparue, Marcel Proust)

No digo que el olvido no empezara a obrar. Pero uno de los efectos del olvido era precisamente que muchos de los aspectos desagradables de Albertina y de las horas aburridas que pasaba con ella no se representaran ya en mi memoria, y dejaran por tanto de motivarme a desear que ella no estuviera ya allí como deseaba cuando todavía estaba, dándome de ella una imagen sumaria, embellecida con todo el amor que sentí hacia otras. En esta forma particular de olvido, que trabajaba no obstante para habituarme a la separación, me mostraba a Albertina más dulce, más bella, y me hacía desear aún más su regreso.

(Albertine disparue, Marcel Proust)