Entonces, qué maravilloso mediodía después de la larga mañana inmóvil. Estás completamente sola frente al espejo. Tus orejas son demasiado bellas para mostrarlas a un tiempo. Sacudes tu cabellera y, con un brusco movimiento, la vuelcas por entero a la derecha. A la izquierda una concha de transparencia rosada yace sobre un lecho de algas llameantes. Rápido, rápido, encamínate al palacio donde no hay más luz que la de la danza y el capricho de los peces detrás de los cristales.
Globos de esperanza, estrellas de locura, zarzas de odio, pompas de arcoiris, orquídeas de amor, lianas de traición, gorgoteos de sed, frutos de mar y flores de olas, palomas diáfanas, pájaros en un cielo de agua, qué aurora en el fondo de los mares han pintado acróbatas de nácar.
(Entonces, qué maravilloso día, René Crevel)
Qué buen día, ese espejo debe patentarse le sube la moral a cualquiera.
ResponderEliminarBesos.
Tu reflejo será aún más bello que tu imagen J.
ResponderEliminarbesos bellos
Que dificil escribir así...
ResponderEliminar