Observó sobre su hombro un cabello de mujer. Era largo y de color castaño y ondeaba sobre su cazadora vaquera. Con los dos dedos lo cogió, y mientras lo miraba con atención le dijó:
-¿Deseas guardarlo?
- El respondío con aire perdido: ¿qué?... ¿qué dices?...
- Y ella, esbozando media sonrisa le volvió a decir:
- El cabello, es de una mujer, me preguntaba si querías seguir llevándolo sobre el hombro- Sin tiempo a responder- Ella seguió hablando.
- El cabello, es de una mujer, me preguntaba si querías seguir llevándolo sobre el hombro- Sin tiempo a responder- Ella seguió hablando.
- Yo una vez lo hice a propósito. Dejé un cabello mío. Deposité un pelito sobre la hombrera de su americana perfecta. Era un hombre guapísimo. Se quedó allí flotando largo rato, sabía que sería lo más cerca que iba a estar de su corazón.
Entiendo... aún así no me dejaría ir dejando mi adn en todos los chicos atractivos jajaja. Besos guapita!
ResponderEliminarMedusa, te cargas el romanticismo...muy mal!!!
ResponderEliminarYo cambio la ciencia por el romance...siempre.
besos
Debo reconocer que yo he dudado de la veracidad de las palabras de ella. Si se trataba de romanticismo real, o de una treta para ponerlo a él en evidencia... que retorcido, ¿no?
ResponderEliminarCelebro que se trate de romanticismo.
besos
Siempre es romanticismo, no lo dudes? es un historia real....jejeje.
ResponderEliminarbesos
Miette