Hoy no me resisto a poner algo de Augusto Monterroso. Hace días que vengo acordándome de sus pequeños cuentos y creo que hoy es el día. Qué mejor para un lunes, una foto de una bella dama, y unas líneas para sonreír. Espero que os guste. Buen lunes!
El mundo:
Dios todavía no ha creado el mundo; sólo está imaginándolo, como entre sueños. Por eso el mundo es perfecto, pero confuso.
La rana que quería ser una rana auténtica:
Había una vez una rana que quería ser una Rana auténtica, y todos los días se esforzaba en ello.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.
Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una Rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena rana, que parecía pollo.
Al principio se compró un espejo en el que se miraba largamente buscando su ansiada autenticidad. Unas veces parecía encontrarla y otras no, según el humor de ese día o de la hora, hasta que se cansó de esto y guardó el espejo en un baúl.
Por fin pensó que la única forma de conocer su propio valor estaba en la opinión de la gente, y comenzó a peinarse y a vestirse y a desvestirse (cuando no le quedaba otro recurso) para saber si los demás la aprobaban y reconocían que era una Rana auténtica.
Un día observó que lo que más admiraban de ella era su cuerpo, especialmente sus piernas, de manera que se dedicó a hacer sentadillas y a saltar para tener unas ancas cada vez mejores, y sentía que todos la aplaudían.
Y así seguía haciendo esfuerzos hasta que, dispuesta a cualquier cosa para lograr que la consideraran una Rana auténtica, se dejaba arrancar las ancas, y los otros se las comían, y ella todavía alcanzaba a oír con amargura cuando decían que qué buena rana, que parecía pollo.
Qué divertido Monterroso.
ResponderEliminarMonterroso, muy grande y cuánta acidez en sus relatos.
ResponderEliminarLa foto de la Dama es lo mejor de Monterroso, este hombre además de escribir tiene una bodega de vinos, no?
ResponderEliminarLa señora de Monterroso no se me quita de la cabeza... está la pobre como ausente...
Quería ser una rana auténtica... y le salió rana
ResponderEliminarYa se sabe, una rana es una rana..Ah, no, qúe era una rosa es una rosa...
ResponderEliminarSí, chicos, Monterroso tiene un humor genial. Leer viene bien en días anodinos, al menos nos pondrá una sonrisa en la cara.
La Dama J, ella es lo más, la malograda Dorléac...era guapa eh??
besos mil
Monterroso y su rana metamorfoseada en rana....sólo en rana.....
ResponderEliminarNo creo en Dios por caprichoso....
Muchos cariños, Frida
Gracias Frida, un gusto tenerte por aqui.
ResponderEliminarbesos