Bueno, después de los problemas que me ha dado el blogger por fin puedo poner esta entrada terminada. La foto me la hacía llegar el otro día mi amigo Refusenik y gracias a él de nuevo puedo completar el post, ponerle un texto a esta foto llena de magia, de atmósfera desconcertante. Apenas si pensaba y o en tales placeres!No había más que uno para mi corazón: el de contemplar a mi querida Belkiss y el de conversar con ella, pues, como le he dicho, se había formado entre su retrato y yo una a modo de maravillosa inteligencia que suplía a la palabra, con más movilidad expresiva, con más rapidez, con, acaso, más atracción, como si la más ligera de las impresiones de mi conciencia se reflejara, a impulsos de no sé qué potencia, en aquellas líneas inmóviles, en aquellos colores fijados por el artista, y animara el esmalte con un alma que me entendía.
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En seguida se retiraron, después de despedirse con una gran ternura, a los pabellones que el Hada de las Migajas les había hecho preparar en el jardín, y ya no las he vuelto a ver. Pero es seguro que mañana volverán a Greenock. Nuestra cena transcurrió como la víspera, en medio de útiles y agradables charlas, y el sentimiento de aquel nuevo bienestar que se me ofrecía bajo tan atractivas formas, me hundió poco a poco y como la víspera, en una especie de éxtasis que hizo desaparecer los demás sentimientos.
Sólo sabía de mi vida lo necesario para ser dichoso.
-¿Sabes ahora lo que es la felicidad?-dijo el Hada de las Migajas, posando sus labios en mi mano.
-Sí, sí, lo sé! La felicidad consiste en vivir junto al Hada de las Migajas y en ser amado por ella.
Y como la víspera, me puse en su seguimiento, aunque con el mismo resultado.
Me acosté y me dormí; el espacio se abrió nuevamente ante mi vista, se ahuecaron las bóvedas por encima de mi cabeza, como si trataran de perderse en las profundidades del cielo; brotaron las columnas de mármol y de pórfido de lo profundo del suelo para ir en busca de aquellas y sostenerlas en los aires; todas las bujías se encendieron a la vez y Belkiss apareció.
Desde entonces nunca me faltó.
(La Fée aux Miettes, Charles Nodier)