Tú al menos no me engañarás ni me harás vanas promesas ni falsos juramentos. Me amarás como tú sabes y como tú eres capaz de amar. Lo que en vano he buscado en los otros, tal vez no lo encuentro en ti, pero siempre me quedará el consuelo de pensar que lo posees. Las miradas y las caricias de amor, que siempre me engañaron, tú dejarás que las interprete a mi manera, sin añadir palabras engañosas. Podré interpretar tus momentos de enseño y hacer que tu silencio sea elocuente. Daré a tus actos la intención que yo desee. Cuando me mires con ternura, creeré que tu alma se dirige a la mía; y cuando contemples el cielo, pensaré que tu inteligencia remonta hacia el fuego eterno de donde emana.
Permanezcamos, pues, así; no aprendas mi lengua, y yo no iré a buscar en la tuya las palabras que te manifiesten mis temores y mis dudas. Prefiero ignorar lo que haces de tu vida y el papel que desempeñas entre los hombres. Preferiría desconocer tu nombre, ocúltame tu alma para que siempre pueda considerarla hermosa.
(Los Amantes de Venecia, George Sand)
"no aprendas mi lengua, y yo no iré a buscar en la tuya las palabras que te manifiesten mis temores y mis dudas". Qué bueno. La de rupturas que evitaría la erradicación de esos diccionarios.
ResponderEliminargran texto amiga. Es justo lo que algunos nos procuramos para nosotros y los demas. Un buen sentido por otorgar aún. mmmm, gracias ;)
ResponderEliminarSabias palabras de Sand. Lástima que lo que en la literatura es tan obvio en la vida real sea tan impracticable (véase la tumultuosa relación de Sand con Musset en "Confesiones íntimas de una mujer")
ResponderEliminarPues sí chicos, esta mujer nos dejó unas sabías palabras que le costó aplicarse...pero es que ya se sabe que en el amor todo se vuelve complicado y no existen las recetas!
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ResponderEliminarVaya J, un comentario curioso, no sé qúé interpretar??
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