Las palabras de Arnauti

Después del post festivo me apetece escribir unas líneas de mi querido Durrell, que como la noche se me antoja inagotable y una fuente de inspiración. La palabra sublimada en su pluma, transformada en belleza, la absoluta belleza. Así, de esta manera suave y delicada me gusta celebrar lo bello.

"Uno se dice que lo que tiene entre sus brazos es una mujer;pero si la contempla dormida advertirá que la criatura crece sin cesar: verá en el rostro amado, eternamente misterioso, el perfecto e infalible florecimiento de las células, repitiendo hasta el infinito el delicado promontorio de la nariz humana, una oreja copiada de una concha marina, cejas dibujadas como helechos, labios inventados por bivalvos durante su unión de sueño. Pero este crecimiento es humano, lleva un nombre que atraviesa el corazón, y que promete el sueño demente de una eternidad que el tiempo desvirtúa a cada instante. ¿Y si la criatura humana fuese una ilusión?(...)
En el mejor de los casos, tengo entre mis brazos una fuente de carne, un juego incesante; y mi mente es un arcoiris de polvo"
(Clea, L. Durrell)