Aunque no soy muy de Breton, aunque a veces pueda parecerlo, no me resisto a poner el comienzo de un libro interesante y mágico: Nadja.
¿Quién soy yo? Como excepción podría guiarme por un aforismo: en tal caso, ¿por qué no podría resumirse todo únicamente en saber a quién frecuento?. Debo confesar que este último término me desorienta, puesto que me hace admitir que entre algunos seres y yo se establecen una relaciones más peculiares, más inevitables, más inquietantes de lo que yo podía suponer. Me sugiere mucho más de lo que significa, me atribuye, en vida, el papel de un fantasma y, evidentemente, se refiere a lo que ha sido preciso que yo dejara de ser, para ser quien soy. Atrapado, sin exagerar lo más mínimo, por esta acepción, me revela que lo que yo entiendo como manifestaciones objetivas de mi existencia, manifestaciones más o menos organizadas, no es más que lo que trasciende, dentro de los límites de esta vida, de una actividad actividad cuya auténtica dimensión me resulta completamente desconocida.
¿Quién soy yo? Como excepción podría guiarme por un aforismo: en tal caso, ¿por qué no podría resumirse todo únicamente en saber a quién frecuento?. Debo confesar que este último término me desorienta, puesto que me hace admitir que entre algunos seres y yo se establecen una relaciones más peculiares, más inevitables, más inquietantes de lo que yo podía suponer. Me sugiere mucho más de lo que significa, me atribuye, en vida, el papel de un fantasma y, evidentemente, se refiere a lo que ha sido preciso que yo dejara de ser, para ser quien soy. Atrapado, sin exagerar lo más mínimo, por esta acepción, me revela que lo que yo entiendo como manifestaciones objetivas de mi existencia, manifestaciones más o menos organizadas, no es más que lo que trasciende, dentro de los límites de esta vida, de una actividad actividad cuya auténtica dimensión me resulta completamente desconocida.
(Nadja, André Breton)
Algo más o menos así ha de ocurrir en los seres líquidos. En ellos está el ser de su forma bajo condiciones duras. Lo mejor sería vivir en el aire. Nada sería ni estaría actuando en sus límites. En el aire el único límite es el de las zonas de muerte.
ResponderEliminarAbrazos de sombra y aire
"La existencia es una actividad cuya auténtica dimensión me resulta completamente desconocida." Me gusta mucho. Últimamente estoy en la etapa decadente y existencialista jaja. Un abrazo bella hada :)
ResponderEliminarBocanegra, tus comentarios siempre me dejan impresionada!!
ResponderEliminarMedusa, se nota en tus escritos ese aire existencial que te envuelve. Hay épocas en las que se necesita ser existencial.
besos mil