El se sentó a mi lado y mi corazón se puso a latir en mi pecho fuerte y hondamente, porqué él, al moverse, me había rozado la espalda con una mano. En la última semana, mi aprendizaje naval nos había precipitado díez veces debajo del agua, uno en brazos del otro, sin que yo hubiese tenido la menor turbación. Pero hoy, bastaba el calor, el sopor del sueño, la torpeza de su gesto, para que algo se desgarrara dulcemente en mí. Volví la cabeza hacia él. Me estaba mirando.
(Bonjour Tristesse, Françoise Sagan)
Hay miradas que hablan sin palabras, pero que también confunden.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este texto :)
Besos mon amour!
Bonjour tristeza, el estío es una estación, a veces se oye el pitido lejano del revisor, la llamada al estómago del dinosaurio y mientras nos devora el amor sonreimos con la excusa de la vida... si no aparece ningún maquinista sobre los monstruos de metal creemos que la vida no pasa. Lejos muy lejos al sur, los dragones esconden en sus alas el aliento el aliento
ResponderEliminarBonjour.
J
Ay J qué bonito!! qué gran regalo...
ResponderEliminarMedusina, me alegra que te guste!!!
besos