Ay, he leído esto tan bonito de Robert Desnos y no me resisto a ponerlo, vuelve el romanticismo, si es que no tengo remedio:
Tanto soñé contigo que pierdes tu realidad.¿Todavía hay tiempo para alcanzar ese cuerpo vivo y besar sobre esa boca el nacimiento de la voz que quiero?
Tanto soñé contigo que mis brazos habituados a cruzarse sobre mi pecho cuando abrazan tu sombra, quizá ya no podrían adaptarse al contorno de tu cuerpo.
Y frente a la existencia real de aquello que me obsesiona y me gobierna desde hace días y años, seguramente me transformaré en sombra.
Oh balances sentimentales.
Tanto soñé contigo que seguramente ya no podré despertar.
Duermo de pie, con mi cuerpo que se ofrece a todas las apariencias de la vida y del amor y tú, la única que cuenta ahora para mí, más difícil me resultará tocar tu frente y tus labios que los primeros labios y la primera frente que encuentre.
Tanto soñé contigo, tanto caminé, hablé, me tendí al lado de tu fantasma que ya no me resta sino ser fantasma entre los fantasmas, y cien veces más sombra que la sombra que siempre pasea alegremente por el cuadrante solar de tu vida.
(Rober Desnos, Corps et Biens)
Los fantasmas son uno de los asuntos favoritos de los románticos. Éste se convierte en sombra persiguiendo una sombra. Por cierto, quizá la traducción de balances (sentimentales) pudiera ser mejor equilibrios, ya que se hace sombra para igualar a su amor.
ResponderEliminar:O) Ya no podré despertar...
ResponderEliminar¿hay tiempo? para la voz que quiero.
ResponderEliminarSiempre hay tiempo...Siempre hay que soñar...tanto soñé...
ResponderEliminarLos fantasmas, vaya un asunto en asuntos de amor. Sin duda, un fantasma puede hacer más estragos que un no fantasma. Quizás con un poco de salvia se puedan espantar...Tanta gente se queda atada a un recuerdo..