Extraño amigo es el tiempo. Nos da y nos quita. Nos revela la poesía. Como un puente que se alarga energicamente con los pensamientos y las sensaciones de antaño. Con su sonido de lluvia en un vidrio desgastado, con su sabor de miguitas de magdalena de Combray. Mira como se llenan las tazas en las cafeterías, mientras la vida está vacía, y la cabeza rebosa de absurdo y de tiempos no llegados. Domesticaré las piedras y las hojas, todo para buscar la hora exacta en los caminos.
En otro tiempo, a tu paso, mi alma frágil soñaba con tu risa resonante, y ahora, sólo eres unos versos en el destierro.
"Mira como se llenan las tazas en las cafeterías, mientras la vida está vacía, y la cabeza rebosa de absurdo y de tiempos no llegados. Domesticaré las piedras y las hojas, todo para buscar la hora exacta en los caminos." ¿Qué más puedo decir? Creo que nada. Un arbazo, bella hada
ResponderEliminarEl tiempo, ese ente omnipresente que todo lo mira y todo lo sabe. Qué preciosidad, me ha encantado lo de las cafeterías, de hecho creo que allí le he visto alguna vez.
ResponderEliminarUn beso!
Gracias chicas, para chulo lo vuestro!! besos grandes
ResponderEliminarMiette
Por fin sabemos de qué están hechas tus miguitas... de magdalenas de Proust. Bien sur!
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