Toqué el timbre, pero no pude saber quién llamaba. Dentro del timbre sólo había una mujer que flotaba. Quise saber quién era la mujer, pero sus ojos no me dejaban verla. Quise flotar como ella, entre sus recuerdos de fuego fatuo. Me dejaría llevar como ella, el año pasado, un paseo por Marienbad, amor anestésico en un espacio lleno de variables.
Ya no veo a la mujer, no se acuerda de nada. Los acontecimientos en orden estaban faltos de interés...Sólo veo la semejanza en un espejo sin memoria.
Me encanta ese toque surrealista de las primeras frases. En los espejos, lo reflejado a veces se muestra ligero como sueño, y otras pesado como una piedra. Es fácil que pierdan la memoria ante tantas deformaciones.
ResponderEliminarUn abrazo de luz nórdica, de día eterno, Miette
Aka, la de veces que me acuerdo de ti y de Suecia, estuve en un mes de junio la primera vez y me impresionó la luz eterna, como tu la llamas, qué bello.
EliminarBesos mi pequeño lapón
Espejo sin memoria... melancolía femenina... un abrazo soñoliento bella hada!
ResponderEliminarAlgo de eso hay, mi querida Medusa, melancolía veraniega, algo de sopor que da el calor y altera los sueños...
EliminarBesos linda
Me ha gustado mucho el concepto de espejo sin memoria, implica plantearse el hecho de que pueda tener vida, respirar, imaginar y también engañar con mujeres flotantes. Aunque yo creo que ésta existía de verdad.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias Bella, siempre he creído que los espejos tenían vida...a mi me parecen seres, (quizá debería dejar la maruja....)
Eliminarbesos con existencia..
los espejos no tienen memoria..., si reflejan lo que ven, tampoco nosotros. El desorden de los acontecimientos es siempre más interesante. Besos
ResponderEliminarCierto, el desorden siempre es más interesante, sin duda Ismael.
ResponderEliminarUn besito