Etienne y Wong me habían hablado de esa mujer-dijo Gregorius-Los vieron un día en una terraza de café, en Saint-Cloud. Solo los astros saben que podía estar haciendo toda esa gente en Saint-Cloud, pero así sucedió. Horacio la miraba como si fuera un hormiguero, parece. Wong se aprovecho más tarde para edificar una complicada teoría sobre las saturaciones sexuales; según él se podría avanzar en el conocimiento siempre que un momento dado se lograra un coeficiente tal de amor (son sus palabras, usted perdone la jerga china) que el espíritu cristalizara bruscamente en otro plaon, se instalara en una surrealidad. ¿Usted cree, Lucía?
-Supongo que buscamos algo así, pero casi siempre nos estafan o estafamos. París es un gran amor a ciegos, todos estamos perdidamente enamorados pero hay algo verde, una especie de musgo, qué sé yo.
(Rayuela, Julio Cortázar)
Un musgo que nos devora el corazón.
ResponderEliminarEl musgo que cubre con su manto todo lo que pilla. Hay que protegerse contra el musgo..y el mundo.
Eliminarbesote
Me encantó Rayuela, uno de los libros que más me han marcado en mi vida. Un abrazo y viva París!
ResponderEliminarNo me estraña amiga, tiene unos momentos, unas conversaciones sin igual!
ResponderEliminarViva Paris y nosotras!