Como una mano que en el instante de la muerte y del naufragio se levanta al modo de los rayos del sol poniente, así surgen por todas partes tus miradas. Quizá ya no haya tiempo, ya no haya tiempo para verme. Pero la hoja que cae y la rueda que gira te dirán que nada perdura en la tierra, Salvo el amor. Y de esto quiero convencerme. Botes de salvamento de colores rojizos, tempestades en fuga. Un vals anticuado que se llevan el tiempo y el viento por los largos caminos del cielo. Paisajes. No quiero más abrazos que aquel al que aspiro,Y muera el canto del gallo. Como una mano que en el instante de la muerte se crispa, así se oprime mi corazón.
(Robert Desnos, Como una mano que en el instante de la muerte y del naufragio...)
La fugacidad posee toda la fuerza de la vida. Sin la fugacidad, creo, sería inútil esperar nada. Ojalá que estas palabras no las borre el instante de la muerte.
ResponderEliminarUn abrazo hasta el instante de la otra calma.
La duración, no vivimos la eternidad en esos momentos, instantes sin tiempo.
ResponderEliminarBesos
Qué bonito chicos!!
ResponderEliminarbesitos
Miette
Como una mano que en el instante de la muerte se crispa, así se oprime mi corazón.
ResponderEliminarTiemblo.
Un beso.
No tiembles....sólo vive la intensidad poética de Desnos...
ResponderEliminarbesote tembloroso