Desde el lejano norte llegaba el gemido sordo del viento, y tío Henry y Dorothy veían cómo las largas hierbas se inclinaban en oleadas anunciando la llegada de la tormenta. De pronto el aire trajo un silbido agudo desde el sur y, al volverse, vieron que la hierba también se rizaba por ese lado.
(...)
Entonces ocurrió algo extraño.
La casa giró dos o tres veces sobre sí misma y se elevó lentamente en el aire. Dorothy se sintió como si anduviera en globo.
Los vientos del norte y del sur chocaban en el sitio donde estaba la casa, haciendo de ella el centro exacto del ciclón. En el centro de un ciclón el aire está por lo general en calma, pero la inmensa presión del viento sobre cada una de las paredes de la casa la fue alzando cada vez más hasta llevarla a la misma cima del ciclón; y allí siguió mientras era arrastrada kilómetros y kilómetros, como quien lleva una pluma.
Estaba muy oscuro, y el viento lanzaba unos aullidos horribles, pero Dorothy se sentía bastante cómoda. Después de los primeros remolinos, y del momento en que la casa se inclinó peligrosamente hacia un lado, sintió que la mecían con suavidad, como a un bebé en la cuna.
(El Mago de Oz, Frank Baum)
En estos días los vientos de por acá, son realmente poderosos. Cuando leí por primera vez el Mago de Oz, me parecía "extraordinario" que una casa pudiera ser arrancada por el viento. Ahora que vivo en este país, pienso que no tiene nada de extraordinario. Digamos que lo "ordinario" y lo "extraordinario" son valores que les damos a las cosas según el lugar de la realidad en que nos encontramos. (((Algo más o menos así debe suceder con eso que se llama "ficción")))
ResponderEliminarUn abrazo con la fuerza del silencio
Han sido días de viento, pero he estado acompañada y protegida. París me sigue persiguiendo jaja y el amor también!! Me encanta este clásico! :)
ResponderEliminar