En mi juventud, cuando todavía era puro e ingenuo, el vicio me parecía un mundo admirable e inmenso, y en cuanto pude me precipité encantado en él. Lo mismo sucede hoy;por débil y miserable que haya podido parecerte mi amor, yo he vislumbrado un mundo nuevo, y eso me basta. Estoy leyendo Werther y La Nueva Eloísa; devoro todas esas locuras sublimes de las que tanto me burlé. Tal vez vaya demasiado lejos por ese camino, como hice por el otro. ¿Qué importa?, iré lo mismo.
No te ofendas por mi dolor, ángel querido. Si la carta te llega en un día de felicidad y de olvido, perdóname y arrójala a la laguna, que tu corazón no se conmueva más que su tranquilo oleaje;pero que caiga una lágrima con ella, una de esas bellas lágrimas que antaño bebí en tus ojos negros.
(Los amantes de Venecia, George Sand)
Esas lagrimas bebidas por mi amor ardiente en medio de tu hermosura, tu placidez, tu candidez, tu sensualidad. En algunos momentos me crezco ante tanta maravilla, en otros me desmenuzo por tu grandeza.
ResponderEliminarBesos mi amor
Una navaja de amor, por favor, una locura envidiosa y tímida, un haz que cruce y cambie los pechos.
ResponderEliminarNo puede ser de otra manera este agua que nos envuelve hasta convertirnos amantes en niebla.
Besos
Cuanta belleza en unas líneas, no tengo palabras para expresarlo...solo un suspiro.
ResponderEliminarGraciaaaaasss!!
besos enamorados