¿Cómo sujetar mi alma para que no roce la tuya? ¿Cómo debo
elevarla hasta las otras cosas, sobre ti? Quisiera cobijarla bajo
cualquier objeto perdido, en un rincón extraño y mudo
donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse.
Pero todo aquello que tocamos, tú y yo, nos une, como un golpe de arco, que una sola voz arranca de dos cuerdas. ¿En qué instrumento nos tensaron? ¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?
¡Oh, dulce canto!
donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse.
Pero todo aquello que tocamos, tú y yo, nos une, como un golpe de arco, que una sola voz arranca de dos cuerdas. ¿En qué instrumento nos tensaron? ¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?
¡Oh, dulce canto!
Rilke
El misterio de coexistir en la belleza profunda del poema amoroso.
ResponderEliminarAbrazos
bonita canción de amor! no hay mejor instrumento que el alma!
ResponderEliminar