Nada como una historia de amor tórrida e intensa y un poema maravilloso de René Char para un caluroso domingo.
Yo te amaba.
Amaba tu rostro de manantial abarrancado por la tormenta y la cifra de tu dominio que cercaba mi beso. Hay quien se confía a una imaginación redonda. A mí me basta ir. He traído de la desesperación un cestillo tan pequeño, amor mío, que ha sido posible trenzarlo con mimbre.
(La compañera del cestero, René Char)
Precioso y arrebatador, cuanta pasión!! Muchos besos bella hada!
ResponderEliminarGracias belleza oceánica,este calor me provoca grandes pasiones !
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