"Me busco y no me encuentro. Pertenezco a horas crisantemos, nítidas en una distancia de jarros. Debo hacer de mi alma una cosa decorativa.
No sé que detalles excesivamente /pomposos/ y escogidos definen la hechura de mi espíritu. Mi amor a lo ornamental existe sin duda, porque siento en él algo idéntico a la substancia de mi alma" (Pessoa, 19989, p. 172)
"Me irrita la felicidad de todos estos hombres que no saben que son desgraciados. Su vida humana está llena de todo cuanto constituiría una serie de angustias para una sensibilidad verdadera. Pero como su verdadera angustia es vegetativa, lo que sufren pasa por ellos sin tocarle el alma, y viven una vida que se puede comparar únicamente con la de un hombre con dolor de muelas que hubiese recibido una fortuna -la fortuna auténtica de estar viviendo sin darse cuenta, el mayor don que los dioses conceden, porque es el don de ser semejante a ellos, superior como ellos (aunque de otro modo) a la alegría y al dolor.
Por eso, a pesar de todo, los amo a todos. ¡Mis queridos vegetales! (Pessoa, 1998, p. 83-84)
que xulooo paya
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