Aquí fuera el tiempo se transparenta, y sólo tú entras donde entra la marea. Ven, deja sin aliento a la aurora, duerme junto a mí en el sueño de las violetas. Eterna transeúnte en las hojas de tu existencia. Un animal que duerme de costado en el viento lúcido de los armarios. La bóveda del Sena en tu mirada, hoy París arde de rojo y amarillo en el capitel de tu espalda.
Es dulce, querida amiga, el sabor que me llega con tus versos; es un dulce suave, nada empalagoso.
ResponderEliminarAbrazos
Gracias amigo. Disfruta de las palabras como de un dulce y delicado pastel..
ResponderEliminarBesos dulces
Líneas etéreas pero a la vez potentes y ricas en imágenes. Una hada transeunte y existencial, combinación irresistible. Pero ya sabemos que las hadas siempren sorprenden.
ResponderEliminarBuena entrada para un día de otoño..
Abrazos como ese sueño de violetas
El sueño de las violetas y los ocres de las hojas de noviembre son elocuentes.
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