Me disuelvo en alegría y brechas en el veneno de tus ojos. Y el gusto obstinado de no conocer los gestos, de perderme entre el ídolo y la lluvia. Abandonarme en el rumor del tiempo en el escorzo de tu cuerpo. La debilidad del alma, la rendición de las palabras...y mi ser como un sol prisionero.
Hadita, a estas alturas no dudo de tu entusiasmo, reflejado sin embargo en unas profundas líneas. Impactante ese escorzo, el ídolo y la lluvia. Conmueve, sin duda esa rendición de las palabras. Tú no te rindas, y dobléganos con tu emoción.
ResponderEliminarAbrazos llenos de belleza
Es así como se viven las más profundas transformaciones. Para qué resistir a lo irresistible, querida amiga.
ResponderEliminarVa un abrazo rendido en la emoción