Me paseo por allí con esas codiciadas alusiones a un pasado que nadie puede compartir conmigo, y del que ni siquiera el tiempo podría despojarme. Siento el cabello pegado al cráneo, mi mano protege el hornillo de la pipa contra la fuerza del viento. En lo alto, el cielo es un panal de estrellas. Antares chorrea luz en lo alto, sumergida en el rocío...He abandonado voluntariamente libros y amigos serviciales, habitaciones iluminadas, chimeneas propicias a la conversación, la entera cofradía del espíritu civilizado, y es algo que no lamento, pero me maravilla.
Veo además esta decisión como algo fortuito, derivado de impulsos que considero ajenos a mi naturaleza auténtica. Y sin embargo, por extraño que parezca, sólo aquí consigo por fin volver a entrar, volver a habitar con mis amigos en la ciudad exhumada, envolverlos en las espesas mallas de acero de metáforas que durarán mucho menos que la ciudad misma...así lo espero. Por lo menos aquí soy capaz de abarcar su historia y la de la ciudad como un solo y único fenómeno.
(Justine, L. Durrell)
No cabe duda de que hay que abandonar los libros serviciales...Y Justine de Durrell no es uno de ellos.
ResponderEliminarSin duda Justine es lo contrario a servicial. Una lectura rica en matices y emociones...
ResponderEliminarbesito
Precioso texto. "Siento el cabello pegado al cráneo, mi mano protege el hornillo de la pipa contra la fuerza del viento." Muy efímero, me gusta. Un abrazo bella hada
ResponderEliminarHola Medusa, a mi me parece un fragmento bellísimo,auqnue debo confesar que tengo debilidad por este libro...igual que contigo.
ResponderEliminarbesos de domingo belleza.