A falta de inspiraciñon personal os dejo un maravillo fragmento de una autora de esas que tanto nos gustan, extremadamente doliente e inspirada:
Violette Leduc
Llegó del país de los meteroros, de las conmociones, de las catastrofes, de los estragos. Me lanzó una palabra liberada, un programa, en su hálito el frescor de los mares del norte. Tuve la fuerza para guardar silencio y hacerme de rogar.
Me esperaba, pero no era ninguna garantía. La palabra que había pronunciado era demasiado grande. Nos miramos, nos quedamos paralizadas.
Me lancé a sus brazos.
Sus labios buscaban a Thérèse en mi pelo, en mi cuello, en el pliego de la bata, entre mis dedos, en mi hombro. ¿Por qué no podré reproducirme mil veces y ofrecerle mil Thérèses? Solo soy yo misma. Demasiado poco. No soy un bosque. Una brizna de paja en mi pelo, confeti en el pliego de mi bata, una mariquita entre mis dedos, una pluma en el codo, o una cicatriz en la mejilla me enriquecerían. ¿Por qué no seré para su mano la cabellera del sauce cuando me acaricia el pelo?
Cuando se ama, siempre se está en el andén de la estación.
Violette Leduc
(Thérèse et Isabelle)